Dia 18

Pastor Diego Castano   -  

DIA 18: CONVERTIRSE EN UNA PERSONA DE GRAN FE

“Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del Señor…Hoy el Señor te conquistará…y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel!” 1 Samuel 17:45-46 (NTV)

¿Cómo enfrentas los temores que te impiden convertirte en el creyente que Dios quiere que seas? Si quieres ser una persona de gran fe, haz lo que hizo David.

1. Recuerda cómo Dios te ha ayudado en el pasado. En 1 Samuel 17:37, David dijo: “¡El Señor que me rescató de las garras del león y el oso me rescatará de este filisteo!” Cuando recuerdas cómo Dios te ayudó en el pasado, te da confianza y mayor fe para el futuro.

2. Usa las herramientas que Dios te da. El rey Saúl intentó darle a David su propia armadura, pero le quedaba muy grande. En cambio, David tomó cinco piedras lisas de un arroyo y las puso en su bolsa de pastor. Luego, armado solo con su vara de pastor y su honda, comenzó a cruzar el valle para luchar contra el filisteo (1 Samuel 17: 39-40 NTV).

No espere por algo que no tiene (dinero, educación o conexiones) antes de salir con fe. Usa las herramientas que Dios ya te ha dado para enfrentarte a tus gigantes con confianza.

3. Espera que Dios te ayude para su gloria. David corrio al campo de batalla y gritó: “Vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en el nombre del Señor Todopoderoso … Este día el Señor te entregará a mí … y todo el mundo sabrá que hay es un Dios en Israel” (1 Samuel 17: 45-46).

Cuando Dios te pide que hagas algo él te capacita para hacerlo. Sigue el ejemplo de David: Recuerda cómo Dios te ha ayudado en el pasado, usa las herramientas que Dios te da y espera que Dios te ayude para su gloria.

Preguntas de reflexión:

¿QUÉ ESCUCHASTE?

¿Qué te dijo Dios al leer las Escrituras y la devoción de hoy?  

¿QUÉ PIENSAS?

¿Cómo se aplica a tu vida?

¿QUÉ HARÁS?  

No solo seas un oidor de la palabra, pero un hacedor de la palabra. (Santiago 1:22)

AHORA HABLA CON DIOS

Aquí es donde transformas tus pensamientos en oración. Podría ser una oración de gratitud o alabanza. Podría ser una oración de confesión o una petición de ayuda de Dios. Tu decides. Tómate un minuto para escribir una oración de respuesta a lo que Dios te dijo.