Dia 3
LA FE ES CONFIAR EN LAS PRMOMESAS DE DIOS.
“Debido a su fe, todas esas personas gozaron de una buena reputación, aunque ninguno recibió todo lo que Dios le había prometido. Pues Dios tenía preparado algo mejor para nosotros, de modo que ellos no llegaran a la perfección sin nosotros..” HEBREOS 11:39-40 (NTV)
No es fácil vivir por la fe. Vivimos en un mundo quebrado. Cuando Dios echó a Adán del Edén, le dijo a Adán que la vida sería difícil. Y es. Hay una batalla cósmica por tu vida dentro y fuera de ti. Nuestros cuerpos no funcionan bien. Nuestras relaciones no funcionan bien. Luchas con tu propia naturaleza pecaminosa. También luchas contra el mismo Satanás, que no quiere nada más que “robar, matar y destruir”. Y a veces eso nos afecta. Solo queremos rendirnos.
Pero en Hebreos 11, Dios nos exhorta a seguir adelante. Dios no nos ha olvidado, y un día cumplirá sus promesas. Él promete darnos un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11). Él promete quitar nuestras lágrimas (Apocalipsis 7:17). Y nos da muchas otras promesas a lo largo de su Palabra.
Hebreos 11 menciona una variedad de héroes bíblicos que demostraron fe en las promesas de Dios: Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Gedeón, Sansón y David, solo por nombrar algunos. Aunque soportaron muchas dificultades, continuaron en sus viajes espirituales.
Luego Hebreos 11:39-40 dice: “Todas estas personas se ganaron una buena reputación debido a su fe, sin embargo, ninguno de ellos recibió todo lo que Dios había prometido. Porque Dios tenía algo mejor en mente para nosotros, para que no pudieran alcanzar la perfección sin nosotros”.
Cuando tengas ganas de rendirte, recuerda a los héroes de la Biblia y imita su fe. Un día, tu fe y la de ellos serán recompensadas, y todos alcanzaremos la perfección juntos.
Preguntas de reflección:
¿QUÉ ESCUCHASTE?
¿Qué te dijo Dios al leer las Escrituras y la devoción de hoy?
¿QUÉ PIENSAS?
¿Cómo se aplica a tu vida?
¿QUÉ HARÁS?
No solo seas un oidor de la palabra, pero un hacedor de la palabra. (Santiago 1:22)
AHORA HABLA CON DIOS
Aquí es donde transformas tus pensamientos en oración. Podría ser una oración de gratitud o alabanza. Podría ser una oración de confesión o una petición de ayuda de Dios. Tu decides. Tómate un minuto para escribir una oración de respuesta a lo que Dios te dijo.