Dia 2
LA FE VIENE DE ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS
“La fe viene por el oír y el oír, por la Palabra de Dios..” Romanos 10:17 (RV)
Un jardinero puede plantar el mismo tipo de semilla en tres lugares diferentes y obtener tres resultados diferentes. En un lugar, el obtendrá tomates gigantes. En otra, el conseguirá tomates pequeños. Y en un tercero, el no obtendrá nada. ¿Cual es la diferencia? No es la semilla, es la tierra. La tierra debe estar preparada para la semilla.
Lo mismo es cierto cuando escuchas la Palabra de Dios. Es por eso que puedes llevar a dos personas a la iglesia, sentarlos lado a lado, y uno saldrá pensando que Dios realmente le habló, mientras que el otro no sacará nada de provecho del servicio. El corazón de uno de ellos estaba preparado y el corazón del otro no estaba preparado.
¿Cómo puedes preparar la tierra de tu corazón para la Palabra? La Biblia dice: “Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse; pues la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere. Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida.” (Santiago 1:19b-21 NVI).
Para una buena recepción, este pasaje nos enseña a tener cuatro actitudes:
- Debes estar en silencio. “Sé listos para escuchar, lento para hablar”. No puedes escuchar a Dios si estás hablando todo el tiempo.
- Debes estar tranquilo. “Lento para enojarte”. Si estás frenético, no vas a escuchar a Dios. La Biblia dice: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios” (Salmo 46:10 NVI). Otra traducción de eso es: “Siéntate y cállate”.
- Debes estar limpio. “Despójate de toda inmundicia y de la maldad”. Antes de que puedas encontrarte con Dios, debes sacar un poco de basura emocional y espiritual. Deshazte de las cosas que huelen mal en tu vida. Te deshaces de la basura al confesar tu pecado a Dios y estar de acuerdo con él en que lo que hiciste estuvo mal.
- Debes ser humilde. “Acepta humildemente la palabra plantada en ti”. Prepárate para hacer lo que Dios te diga en su Palabra. Una actitud orgullosa produce un corazón duro.
Preguntas de reflección:
¿QUÉ ESCUCHASTE?
¿Qué te dijo Dios al leer las Escrituras y la devoción de hoy?
¿QUÉ PIENSAS?
¿Cómo se aplica a tu vida?
¿QUÉ HARÁS?
No solo seas un oidor de la palabra, pero un hacedor de la palabra. (Santiago 1:22)
AHORA HABLA CON DIOS
Aquí es donde transformas tus pensamientos en oración. Podría ser una oración de gratitud o alabanza. Podría ser una oración de confesión o una petición de ayuda de Dios. Tu decides. Tómate un minuto para escribir una oración de respuesta a lo que Dios te dijo.